Una lamentable experiencia vivió el martes pasado una turista que pasaba por Bariloche y cuando se acercó al Centro Cívico con su mascota fue víctima de una agresión de un San Bernardo. "Nos quedamos un día en Bariloche para conocer y salimos a recorrer la ciudad, andábamos con Tomás, un perro salchicha de 14 años, muy tranquilo, camina despacio", relató en diálogo con Radio Seis.
Contó que cuando estaban pasando por los arcos, ya retirándose, un San Bernardo lo atacó de atrás a su perro salchicha. "Fue un caos, mi hijo de 17 años lo agarró de atrás al San Bernardo, fue horrible y quedó muy lastimado".
Cuando lo soltó lo levantó y se fue para el otro lado, donde están los artesanos. "La única chica que se acercó fue Andrea, una chica con la que había conversado unos minutos antes. Nos vio y fue la única que nos asistió, ni los dueños del perro se acercaron a ver si estábamos bien", lamentó.
Cecilia comentó que Andrea los acompañó a la secretaría de Turismo y planteó lo que había pasado, "porque yo estaba con un ataque de nervios". Allí les dijeron que lo llevaran al veterinario y "que después vayamos a la dirección de Turismo a poner la denuncia porque ellos no podían hacer nada, nunca me pidieron un número de teléfono".
Resaltó que "yo estaba desfasada, al otro día tenía que seguir viaje porque veníamos para San Juan, no tenía tiempo ni ganas para trámites ni nada, solo quería que mi perro se pusiera bien".
Inicialmente, tuvo que pagar una consulta de 52 mil pesos, pero aclaró que esa suma se duplicó luego con remedios y demás. "Gracias a Dios, estaba en condiciones de afrontarlo, te da bronca que nadie te contenga en ese momento", expresó. Consideró que en la secretaría de Turismo por lo menos podrían haberle solicitado el teléfono porque "estás pasando un mal momento, imagínate si vas a tener ánimo par hacer trámites".
Dijo sentir pena por los animales que están expuestos todo el día en el Centro Cívico, "esos días hacía mucho calor, sabemos que esos animales son de frío".
Manifestó que tendrían que estar con bozal o adiestrados para no atacar, "nosotros ni siquiera pasamos cerca, íbamos caminando, ni lo habíamos visto, vino de atrás y nos atacó de atrás, podría haber mordido a mi hijo o a mí en el momento que estábamos peleando para que lo soltara".
Cristina consideró que es un peligro que estén ahí, "ellos no tienen la culpa, sino los dueños, eso es maltrato animal para mi modo de ver".
A pesar de la mala experiencia, aseguró que se quedaron con las ganas de seguir conociendo y "lo poco que vimos nos pareció hermoso, en algún momento vamos a volver".
Agradeció a Andrea y a Ricardo, otro joven que estaba en Turismo y los acompañó a la veterinaria y estuvo un rato conteniéndolos.
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