Qué pasó la noche en que Santos murió tras recibir varios disparos

Judiciales

La versión de los fiscales que investigan el caso determinó que Eduarda Santos de Almeida fue llevada por la fuerza hasta el mirador de Lago Escondido y ejecutada a un costado del camino. Cuál era el vínculo entre ellos y qué dijeron los testigos que ayudaron a reconstruir lo ocurrido.

Marcelo Martínez

La audiencia de formulación de cargos contra el femicida de Eduarda Santos de Almeida quedó opacada por las declaraciones del joven acusado, pero la investigación continuará a partir de la hipótesis que plantearon los fiscales Gerardo Miranda y Martín Lozada. En esa recreación se incorporaron varios elementos, entre ellos las declaraciones de testigos.

Miranda fue el encargado de relatar que el hecho ocurrió el 16 de febrero en la ruta provincial 77, en el acceso al mirado del Lago Escondido. Explicó que Fernando Alves Ferreira condujo su Chevrolet Joy hasta ese lugar y que ambos descendieron aunque él lo hizo portando un arma calibre 357. Aseguró que el hombre tomó “recaudos” para que la víctima no se pudiera defender y que le aplicó seis disparos que impactaron en distintas zonas de su cuerpo.

A raíz de ese accionar, la mujer sufrió una contusión pulmonar, fractura del maxilar superior, del primer arco costal, ambas crestas ilíacas y del radio del antebrazo derecho. “También impactaron (las balas) a la altura de la cadera derecha, en la espalda”, agregó sobre alguna de las lesiones que se agravaron con una hemorragia interna.

Marcelo Martínez

Para el fiscal, el hecho cometido por Ferreira se debe contemplar en un caso de violencia de género porque vivía con ella y “ejercía violencia psicológica y económica” ya que la mujer no tenía trabajo ni familia en la ciudad, y tenía a su cargo un bebé de un mes de vida.

Tras esa descripción es que Miranda pidió que el hombre sea imputado como “autor de femicidio y homicidio calificado por haberse cometido con alevosía y con un arma de fuego”.

A su turno, Lozada insistió en el móvil del hecho para calificarlo como femicidio y describió a Eduarda como “una mujer extranjera que vivía en Bariloche, madre de un bebé y que no tenía familia ni tampoco trabajo”. Incluso comentó que al Ministerio Público Fiscal se le hizo difícil contactar al menos a una mujer que la conociera.

“Vivía en la casa del acusado, carecía de recursos propios y estaba a merced del dueño de casa en una situación de muy notable asimetría fáctica y de sumisión”, aseguró para luego explicar que la víctima “era una mujer a la cual el acusado le había alquilado su vientre para albergar dos niños”.  Lozada definió esta relación a partir de una gestación subrogada, como un acuerdo con una pareja en el que la mujer queda embarazada “lleva adelante esa gestación para que esa pareja se convierta en progenitores del bebé”.

El fiscal jefe explicó también que Eduarda no solo estaba vinculada con su asesino por ese acuerdo sino también porque ella residía en la misma casa en la que el hombre lo hace por lo menos hace cuatro años.

Para Lozada, Ferreira actuó con alevosía por haber efectuado seis disparos de bala por la espalda contra una mujer que se encontraba a corta distancia y entendió que, una vez que ella dio a luz, “pasó a ser un ser descartable”.

Los detalles de aquella noche

Miranda detalló que el miércoles (16/2) a través de un llamado al 911, a las 9,20h, un turista alertó de la presencia del cuerpo sin vida y que a las 11,08h Ferreira se comunicó con la Unidad 55 dando aviso que la noche anterior había dejado a su amiga Eduarda en el hotel Luz y Fuerza, ya que se encontraría con un amigo, pero que no había regresado.

Ya con la investigación e marcha, Ferreira describió como estaba vestida y que la había llamado en varias oportunidades, ya que lo había dejado con su hijo de un mes de vida, pero no le contestaba.

El fiscal dijo que, ante el arribo de la Policía a su vivienda, el hombre se encontraba con los tres niños y que en el allanamiento encontraron varias pertenencias de Eduarda pero también dos armas de fuego, que luego verificarían que se encontraban a nombre de la dueña de la casa que alquilaban, y una caja de 50 municiones tipo 357 aunque faltaban algunas.

También reveló que decidieron secuestrar el Chevrolet Joy porque detectaron “manchas hemáticas” que están siendo analizadas. También vieron manchas en la chapa patente y llamó la atención que el capot hubiera sido limpiado recientemente.

Según las conclusiones de criminalística, el cuerpo no fue plantado y los disparos se hicieron con una sola arma de fuego.

Marcelo Martínez

Pero el aporte de dos testigos podría ser fundamental para la construcción del hecho. En primer lugar se mencionó que un vecino escuchó a una mujer gritando “¡andate por favor, andate”, pero no pudo ver de quien se trataba.

El segundo testimonio fue el de una mujer que conocía a ambos, quien estuvo junto al hombre hasta minutos después de la medianoche fatal. También reveló que al llegar a la casa de ambos, las puertas estaban cerradas, las luces apagadas y que Eduarda los atendió en camisón ya que los tres niños estaban acostados.

Esta testigo recordó que Ferreira se quedó en la vivienda aquella noche y que le había mencionado que luego Eduarda tendría una cita. Según las averiguaciones de la Brigada de Investigaciones, efectivamente el hombre llegó a la casa a las 00,25h y volvió a salir a las 00,50h para regresar a las 2,15h.

Miranda destacó algunas contradicciones con las primeras declaraciones del hombre, quien mencionó que cerca de las 23 horas había dejado a Eduarda en cercanías a Puerto Pañuelo. También acusó que, una vez cometido el homicidio, a las 2,10h el hombre fue hasta un puente y arrojó el arma.

Entre las pruebas presentadas al juez, el fiscal describió que Eduarda vestía una camisa par adormir, un jean, y que fue llevada al mirador de Lago Escondido contra su voluntad. Para Miranda, Ferreira actuó con lucidez y premeditación.

Pero un dato en particular hizo que, luego de su relato, el fiscal solicitara la prisión preventiva de Ferreira como medida cautelar. Es que, según reveló en la sala de audiencias, existe peligro de fuga porque lograron conocer que el hombre tenía previsto irse del país el próximo 20 de febrero. Para apoyar su teoría comentó que en el allanamiento a la vivienda pudieron constatar que tenían todo previsto para mudarse.

Marcelo Martínez

“Se iba a ir definitivamente de este país. No avizoro arraigo en este país ni en esta ciudad. El único domicilio conocido es la vivienda que alquilaba. No tiene familiares, amigos, ni trabajo conocido en esta ciudad porque ya había renunciado”, agregó sobre un hombre cuyo accionar calificó como “frio, calculador” por haber llegado a su casa con la intención de llevar a Eduarda hasta un lugar sin testigos y deshacerse del arma de fuego.

El juez de Garantías Sergio Pichetto aceptó el pedido de los fiscales, ordenó el traslado de Ferreira al Penal 3 imputado como autor de femicidio y homicidio calificado. La etapa de investigación se mantendrá abierta hasta el 18 de junio.

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