La joven de 30 años cumplió con otra hazaña de exigencia física y mental, representando a la provincia y el país. Tras varios meses de preparación física y entrenamiento, Ailén pudo lograr una de las tres metas que, sumando el cruce del Canal de la Mancha (Europa) y del canal Santa Catalina (California, EEUU), le permitirán obtener el galardón internacional de Triple Corona en Aguas Abiertas.
La gesta comenzó este sábado (24/7) a las 8.30 (hora argentina) cuando la nadadora se preparó para uno de los momentos más importantes de su vida. Una vez posicionada para su partida, en el Muelle 40 del río Hudson, al Oeste de la isla Manhattan. Río abajo con la corriente a su favor, los primeros braceos hicieron que mantuviera un ritmo de unos 6 km/h rumbo al sur de la isla neoyorquina.
Los tramos iniciales pudieron verse mediante un mapa de geolocalización que mostraba su recorrido en tiempo real a través de un sitio web. A pocos metros de la nadadora, su papá Juan Lascano navegaba con miembros de la organización en una embarcación. Mientras tanto, su mamá Nelly seguía desde su casa en Viedma, el recorrido de manera virtual y recibiendo fotos de amigos y familiares en Nueva York.
Las horas pasaban y Ailén avanzaba kilómetro a kilómetro hacia su objetivo, mientras la corriente en contra en los ríos East y Harlem frenaban la cadencia de la deportista. En el trayecto, varios argentinos residentes en EEUU la alentaban con banderas y al grito de “¡Vamos Ailén, vamos Argentina!”.
Habiendo recorrido el 65% del circuito, las aguas del Hudson le daban nuevamente la bienvenida para dar batalla a sus últimos 15 kilómetros, pero la esperaba un tramo con oleaje, producto del tránsito fluvial intenso que la mecía constantemente.
Tras casi nueve horas de esfuerzo y sacrificio, Ailén escuchó la voz oficial, el fiscalizador daba por finalizada la prueba y por fin la joven rionegrina había conseguido un logro tan emocionante como increíble: dar la vuelta a la isla de Manhattan, nadando.
La niña que creció en el agua
Nelly, la mamá de Ailén, contó que su hija creció sumergida en una pileta: “su primera inmersión fue a los 45 días de vida. Transitó su infancia nadando y compitiendo. A los 9 años hizo su primer cruce del río Negro y descubrió que le gustaba surcar aguas abiertas. Con el tiempo participó de competencias nacionales en Baradero, San Pedro y Pilar”.
Nelly relató que, desde joven, Ailén sintió la necesidad de buscar nuevos desafíos en distintos lugares y en diferentes momentos del año. “Cuando terminó la secundaria estudió para ser guardavidas, porque quería estar siempre cerca del agua. Por esos tiempos, a los 18 años cruzó el lago Nahuel Huapi y comenzó a gustarle nadar en aguas gélidas, desde ahí siempre encontraba un sueño que cumplir”, comentó.
Con tres décadas de vida, la viedmense escribió una nueva página en la historia del deporte rionegrino. Con esfuerzo, dedicación y mucho entrenamiento pudo consagrarse en aguas estadounidenses y transmitir un fuerte sentimiento de orgullo en los rionegrinos que la siguieron paso a paso o braseada a braseada.
*Con información de la Secretaría de Comunicación de Río Negro
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