(Bariloche2000) - El 23 de octubre de 2006, Otoño Uriarte, una joven de 16 años, desapareció en Fernández Oro, un pequeño pueblo del Alto Valle de Río Negro. Seis meses después, su cuerpo fue hallado en un canal de Cipolletti, marcando el inicio de un caso plagado de irregularidades y sospechas. A 18 años del crimen, el juicio contra cuatro imputados está en su etapa final, mientras la familia y su abogada, Gabriela Prokopiw, claman por justicia y denuncian encubrimientos que aún no se esclarecieron.
Prokopiw, abogada de la familia Uriarte, expresó en diálogo con Engranaje de Radio Seis su indignación por la falta de respuestas durante casi dos décadas: “¿Quién pensó en la familia Uriarte? Solo quienes mantienen viva la memoria de Otoño: sus amigos, la gente que la conoció y conoce a la familia desde hace años. Son los únicos”.
El caso de Otoño estuvo marcado desde el principio por una investigación desprolija y negligente. Se llegó a plantear un supuesto suicidio, se perdieron pruebas fundamentales y hasta se extravió un expediente con un informe genético clave. Prokopiw señaló que las irregularidades no fueron accidentales: “Acá hubo una complejidad por parte de la policía. Eso nosotros lo vamos a seguir denunciando y vamos a solicitar que se reabra una investigación después de este juicio a los autores materiales del hecho”.
La lucha de la familia Uriarte por justicia fue incansable. Durante años, Roberto Uriarte, padre de Otoño, debió sortear obstáculos legales y emocionales. “El Ministerio Público Fiscal tendrá que explicar por qué hubo 18 años de desidia, por qué el señor Uriarte tuvo que contratar a una abogada particular para llevar a los responsables del crimen de su hija a juicio”, denunció Prokopiw.
En el juicio actual, los imputados no enfrentan cargos por femicidio, sino por privación ilegítima de la libertad con resultado de muerte. Prokopiw dejó claro que la condena es la única opción aceptable: “Para mí no hay otra posibilidad que no sea la condena en contra de estas cuatro personas. No me cabe la duda de que fueron los autores del hecho”.
Además, la abogada resaltó el impacto emocional y simbólico de esta causa para la familia: “Recién en agosto de este año Otoño volvió con los suyos, porque estaba en la morgue judicial de Roca, con su cuerpo desmembrado”.
El caso Uriarte también refleja un problema estructural en el sistema judicial. “Creo que esta causa fue la única del país donde la investigación fue finalizada con un fiscal de otra circunscripción. Esa acción nos dice que no hay fiscales que puedan llevar adelante la investigación de la causa de Otoño”, agregó Prokopiw.
A medida que se acercan los alegatos finales, la familia y sus aliados mantienen la esperanza de que este juicio marque un punto de inflexión. Sin embargo, la lucha por justicia plena no termina aquí. Prokopiw reiteró su compromiso de buscar responsabilidades más allá de los imputados actuales, incluyendo posibles encubrimientos policiales, judiciales e incluso políticos.
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