Un puñado de decisiones administrativas impidió que Gabriela accediera al trasplante de riñón que necesita hace diez años. Sin alternativas para seguir gestionando, sus amigos decidieron comenzar una campaña de difusión en redes sociales, dar a conocer su situación y concientizar sobre la necesidad de esta joven bombera que espera mejorar su calidad de vida.
Este jueves Gabriela Jara (29) estuvo en los estudios de El Seis TV junto a Verónica Torlaschi, una amiga de la infancia que viajó desde Buenos Aires para acompañarla en este camino. “La burocracia y los convenios de la obra social la van sacando (de un listado) y ya tendría que estar trasplantada”, confió acerca de un proceso que se extendió más de lo pensado.
A pesar de que continúa en la lista de espera del INCUCAI, Gabriela cuenta con algo de nostalgia que había logrado estar tercera entre los pacientes prioritarios de todo el país pero que, un problema que el Ipross no logró solucionar, hizo que perdiera la oportunidad. Es que Gabriela estuvo bajo tratamiento médico con la Fundación Favaloro y luego con el Policlínico Neuquén, pero ambos convenios cayeron y tuvo que comenzar de nuevo.
Gabriela comentó que su peregrinaje por los consultorios se inició cuando tenía 16 años. En ese entonces le fue detectada una artritis reumatoidea juvenil que le provocó inflamación en algunas articulaciones y migrañas, entre otros síntomas. Sin embargo recién a los 19 años apareció el diagnóstico de lupus y con él padeció una pancreatitis lúpica que derivó en una insuficiencia renal.
Desde ese entonces comenzó a ser asistida con hemodiálisis hasta que pudo pasar a un sistema domiciliario que la obliga a dializarse durante 20 minutos todos los días. Pero, después de bastante tiempo, otros síntomas fueron surgiendo tal como ocurrió hace tres meses: “vengo muy descompuesta y buscando el origen encontraron un tumor”, comentó acerca de una situación que se convirtió en la nueva prioridad de sus médicos.
Desde niña, Gabriela estuvo cerca del cuartel de Bomberos Campanario. Su papá Horacio fue uno de los fundadores y desde entonces se convirtió en una integrante activa aunque limitó sus tareas a la logística.
“Me limita muchas cosas. Antes era una persona muy activa y tuve que bajar toda la energía que tenía”, relató.
Gabriela reconoce el apoyo que le ofrecen sus médicos, quienes por estos días buscan resolver una cuestión de hipertensión para luego programar la cirugía para extirpar el tumor.
Sin embargo, y fiel a su espíritu de bombera, cree que la difusión también le servirá a otras personas que puedan estar pasando por lo mismo: “hay muchas personas que están con insuficiencia renal o lupus y no tienen los medios para llegar a empezar a moverse para poder tener su propio trasplante”.
Verónica, entretanto, apuntó su requerimiento al Ipross y los convenios que firma con las instituciones médicas: “Queremos pedirle que cuando pierdan el convenio, que aquellos que ya empezaron el tratamiento con esa institución lo mantengan, porque así fue que pasaron 10 años”.
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