Se realizó el pasado lunes en Namibia (África) el encuentro IPBES (Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas), el plenario científico más importante del 2024, donde más de 150 países evaluaron opciones para lograr un cambio transformador urgentemente necesario y detener el colapso de la biodiversidad. El investigador Lucas Garibaldi (UNRN-CONICET), fue uno de los tres científicos que evaluaron el informe final del organismo, que incluyó el trabajo de más de 100 expertos de todo el mundo.
El informe sobre el Cambio Transformador elaborado a lo largo de tres años por más de 100 expertos destacados de 42 países de todas las regiones del mundo, explica qué es el cambio transformador, cómo se produce y cómo acelerarlo en aras de un mundo justo y sostenible. Allí se destacan 4 principios de abordaje y 5 estrategias propuestas para revertir esta degradación, con el agregado de poder producir más riqueza económica y generando más puestos de trabajo.
“Según las tendencias actuales, existe un grave riesgo de que se produzcan varios puntos de inflexión biofísicos irreversibles, como la desaparición de los arrecifes de coral de baja altitud, la extinción de la selva amazónica y la pérdida de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida occidental”, explicó Lucas Garibaldi, docente e investigador de la Universidad Nacional de Río Negro y director del Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales, Agroecología y Desarrollo Rural (IRNAD/ UNRN-CONICET) que funciona en Bariloche.
Garibaldi especificó que “el cambio transformador es necesario porque la mayoría de los enfoques pasados y actuales de la conservación, que pretenden reformar los sistemas antes que transformarlos, no han logrado detener ni invertir el declive de la naturaleza en todo el mundo, lo que tiene graves repercusiones para la economía mundial y el bienestar humano”.
“El cambio transformador para un mundo justo y sostenible es urgente, porque se está cerrando rápidamente la ventana de oportunidad para detener y revertir la pérdida de biodiversidad y de impedir que se desencadene el declive potencialmente irreversible y el colapso previsto de las funciones clave de los ecosistemas», afirmó la profesora Karen O'Brien (Noruega/EE. UU.), copresidenta de la Evaluación junto con Lucas Garibaldi (Argentina) y Arun Agrawal (India y EE. UU.).
Retrasar las acciones para detener e invertir la pérdida de biodiversidad en el mundo, aunque solo sea una década, costará el doble que actuar ahora. Actuar de inmediato también puede generar importantes oportunidades de negocio e innovación a través de enfoques económicos sostenibles, como la economía positiva para la naturaleza, la economía ecológica y la economía centrada en la Madre Tierra. Según estimaciones recientes, podrían generarse más de 10 billones de dólares estadounidenses en valor de oportunidades empresariales y 395 millones de puestos de trabajo en todo el mundo de aquí a 2030.
Las causas subyacentes de la pérdida de biodiversidad identificadas por el informe son la desconexión de las personas con la naturaleza y la dominación sobre la naturaleza y otras personas; la concentración desigual de poder y riqueza; y la priorización de las ganancias individuales y materiales a corto plazo.
El informe que el lunes fue aprobado en Windhoek (Namibia) por el Plenario de la IPBES, compuesto por sus 147 gobiernos miembros, define el cambio transformador como cambios fundamentales en todo el sistema de visiones (formas de pensar, saber y ver); estructuras (formas de organizar, regular y gobernar) y prácticas (formas de hacer, comportarse y relacionarse).
“Por complejo y difícil que sea abordar estas causas subyacentes de la pérdida de biodiversidad, sigue siendo posible realizar una transformación positiva”, afirmó Garibaldi. “La historia nos ha demostrado que las sociedades pueden transformarse a gran escala, como ocurrió durante la Revolución Industrial. Aunque aquella época trajo consigo terribles costes medioambientales y humanos, es la prueba de que un cambio fundamental y sistémico es posible, aunque se produjo en un periodo de tiempo mucho más largo que el que necesitamos ahora mismo para el cambio transformador en pro de un mundo justo y sostenible. Si queremos cumplir hoy nuestros objetivos comunes de desarrollo mundial, necesitamos iniciar una nueva transformación: una que conserve y restaure la biodiversidad de nuestro planeta en lugar de agotarla, al tiempo que nos permita prosperar a todos”.
Principios y obstáculos
El informe identifica cuatro principios para guiar un cambio transformador deliberado: equidad y justicia; pluralismo e inclusión; relaciones respetuosas y recíprocas entre los seres humanos y la naturaleza; y aprendizaje y acción adaptativos.
Refiriéndose a los obstáculos que impiden el cambio transformador y refuerzan el statu quo, O'Brien afirmó: “Las repercusiones de las acciones y los recursos dedicados a impedir el cambio transformador, por ejemplo, mediante la presión de grupos de interés o la corrupción, eclipsan actualmente a los dedicados a la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad”.
El informe también identifica cinco retos globales para el cambio transformador: las relaciones de dominación sobre la naturaleza y las personas, especialmente las que surgieron y se propagaron en las épocas coloniales y que persisten en el tiempo; las desigualdades económicas y políticas; las políticas inadecuadas y las instituciones inadaptadas; las pautas de consumo y producción insostenibles, incluidos los hábitos y prácticas individuales; así como el acceso limitado a tecnologías limpias y la descoordinación de los sistemas de conocimiento e innovación.
Cinco estrategias
El Informe sobre el Cambio Transformador, que abarca perspectivas y pruebas procedentes de diversos sistemas de conocimiento, disciplinas y enfoques, destaca cinco estrategias clave y acciones asociadas que tienen efectos complementarios y sinérgicos:
1. Conservar, restaurar y regenerar lugares de valor para las personas y la naturaleza que ejemplifiquen la diversidad biocultural: esto incluye centrarse en lugares de diversidad biocultural, donde las acciones basadas en el lugar, como las actividades de restauración, también pueden reforzar los valores culturales, la producción sostenible y la biodiversidad. Un ejemplo es el Programa de Silvicultura Comunitaria de Nepal, que integra la política forestal descentralizada en las necesidades, opiniones y prácticas de las comunidades locales para restaurar y gestionar los bosques degradados.
2. Impulsar un cambio sistemático e integrar la biodiversidad en los sectores más responsables del declive de la naturaleza: los sectores de la agricultura y la ganadería, la pesca, la silvicultura, las infraestructuras y el desarrollo urbano, la minería y los combustibles fósiles son los sectores que contribuyen significativamente a las peores repercusiones para la naturaleza. Los enfoques transformadores, como el uso multifuncional y regenerativo del suelo, pueden promover una serie de beneficios para la naturaleza y las personas. “Diversos estudios han sugerido que aumentar la biodiversidad, proteger los hábitats naturales y reducir los insumos externos en los paisajes agrícolas puede mejorar la productividad de los cultivos, por ejemplo, al aumentar la abundancia y diversidad de polinizadores”, afirmó el profesor Garibaldi.
3. Transformar los sistemas económicos para la naturaleza y la equidad: Las subvenciones públicas explícitas globales a los sectores que impulsan el deterioro de la naturaleza oscilaron entre 1,4 billones y 3,3 billones por año en 2022, y el financiamiento público total para subvenciones ambientalmente perjudiciales ha aumentado un 55 % desde 2021. Se estima que entre 722 mil millones y 967 mil millones por año son necesarios para gestionar la biodiversidad de manera sostenible y mantener la integridad de los ecosistemas. Actualmente, se gastan 135 mil millones por año en la conservación de la biodiversidad, dejando una brecha de financiación de biodiversidad de 598 a 824 mil millones por año.
Algunas de las acciones que podrían tomarse para avanzar en las transformaciones necesarias incluyen: internalizar los costos ambientales y utilizar la contabilidad de costos reales, reformar las subvenciones en los sectores que contribuyen a la pérdida de biodiversidad y el deterioro de la naturaleza, reconsiderar las deudas globales, un mayor compromiso positivo del sector privado, establecer la sostenibilidad como un principio fiscal central, y redefinir los objetivos, métricas e indicadores para reconocer las dimensiones sociales (incluida la cultural), económicas y ambientales, así como los diferentes valores de la naturaleza.
4. Transformar los sistemas de gobernanza para que sean inclusivos, responsables y adaptables: Integrar la biodiversidad en las políticas sectoriales y la toma de decisiones, implicar a una mayor diversidad de actores y hacer que estos rindan cuentas son elementos importantes a la hora de transformar los sistemas de gobernanza para obtener resultados más justos y sostenibles para las personas y la naturaleza. Un ejemplo de este tipo de enfoque de la gobernanza es la gestión espacial basada en los ecosistemas de la Reserva Marina de las Galápagos, que apoya la pesca y el turismo sostenibles, vitales para más de 30.000 residentes y 300.000 visitantes anuales.
5. Transformar las perspectivas y valores para reconocer la interconexión entre los seres humanos y la naturaleza: muchos comportamientos humanos son habituales, aprendidos en condiciones sociales y ambientales, pero pueden cambiarse. Poner el énfasis en los comportamientos deseados y apoyarlos con políticas específicas puede catalizar y mantener nuevas normas y comportamientos sociales. Cultivar sentimientos de conexión con la naturaleza también es importante, al igual que el aprendizaje y la educación transformadores, las actividades experienciales basadas en la naturaleza y la cocreación de conocimientos, incluidos los conocimientos indígenas y locales.
(Informe: Prensa UNRN)
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