El peligro del silencio: Hablar respetuosamente del suicidio es el primer paso para prevenir

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La tercera causa de muerte a nivel mundial en personas de entre 15 y 29 años es el suicidio, una problemática que afecta no solo a los países de altos ingresos, sino también a las naciones de economías más vulnerables. Daniel Levy, licenciado en psicología y coautor del libro Autolesiones y situaciones de suicidio adolescente, explicó las complejidades de este fenómeno en diálogo con Radio Seis.

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El suicidio se convirtió en una de las principales causas de muerte a nivel global, con cifras alarmantes que revelan una realidad dolorosa y, en muchos casos, silenciosa. Según datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año 726.000 personas deciden quitarse la vida, y esta tragedia afecta principalmente a adolescentes y jóvenes. En Argentina, el suicidio es la segunda causa de muerte violenta en adolescentes, solo superada por los accidentes de tránsito.

Daniel Levy, licenciado en psicología y coautor del libro Autolesiones y situaciones de suicidio adolescente, dedicó años a estudiar este fenómeno, que cada vez se hace más visible en los medios y en las consultas de profesionales de la salud mental.

En diálogo con Busca2 de Radio Seis, Levy señaló una de las claves para comprender la diferencia entre las autolesiones y el suicidio, dos conceptos que a menudo se confunden. “No todas las personas que se cortan, se lastiman o se rasguñan están necesariamente anticipando una situación suicida”, afirmó. Y agregó: “Si hay un corte, hay una advertencia, hay una situación a tener en cuenta, pero no necesariamente esa persona está queriendo dejar de vivir”.

A pesar de esta distinción, ambos comportamientos tienen en común una realidad angustiante: la dificultad de estos jóvenes para expresar sus emociones y encontrar un camino para sanar. “La posibilidad de hablar seriamente, amorosamente, y establecer un puente de diálogo con otra persona ayuda a que pongan de manifiesto sus sentires, sus molestias, sus dolores y sus angustias. Esto puede evitar que esa angustia derive en un intento de suicidio o una lesión en su propio cuerpo”, explicó Levy.

Los números que revelan esta problemática son impactantes. Los suicidios no son exclusivos de las naciones más desarrolladas, y de hecho, el 73% de los casos en 2021 ocurrieron en países de ingresos bajos o medianos. Sin embargo, la problemática no termina en las estadísticas. Cada suicidio deja una estela de dolor y preguntas sin respuestas para las familias y seres queridos que deben sobrellevar el duelo.

Levy también indicó que la tendencia a nivel mundial muestra un aumento de los suicidios en edades jóvenes, una realidad que también se refleja en Argentina: “La mayor cantidad de eventos suicidas en nuestro país se concentra entre los 15 y los 20 años”, afirmó.

Al analizar las posibles causas detrás de esta tendencia, Levy destacó dos grandes factores que pueden influir en el desarrollo de estas conductas. El primero, según el psicólogo, tiene que ver con la falta de perspectivas de futuro. “Hay un decaimiento del entusiasmo de vivir, pocas iniciativas de encarar el futuro y muy poca perspectiva hacia adelante”, dijo, refiriéndose al desinterés que muchos adolescentes parecen experimentar en su día a día.

El segundo factor está relacionado con la presión social y los altos estándares de éxito que impone la sociedad moderna. “Vivimos en un mundo con paradigmas muy marcados de éxito o fracaso, donde pareciera que no hay escenarios intermedios para la satisfacción personal. O se pertenece o no se pertenece, y eso genera una enorme presión en los jóvenes”, explicó.

Para quienes trabajan directamente con adolescentes, esta situación se vuelve un desafío constante. Levy remarcó que, aunque estas conductas están cada vez más presentes en las consultas psicológicas, no siempre se les da el tratamiento adecuado en los medios de comunicación o en los planes de salud pública. La falta de un abordaje comprensivo y serio sobre el suicidio y las autolesiones solo agrava la situación, según el experto.

El suicidio es una tragedia que trasciende las fronteras geográficas y socioeconómicas, y aunque hablar de ello no fomenta el acto, el silencio puede ser una barrera para que muchos jóvenes encuentren el apoyo que necesitan. Es necesario abrir espacios de diálogo y entender que, detrás de cada cifra, hay una vida que necesita ser escuchada.

5 octubre, 2024
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