(Bariloche2000) - El consumo de carne vacuna en Argentina llegó a su nivel más bajo en 28 años, una tendencia preocupante que refleja profundas transformaciones en los hábitos alimenticios de los argentinos. Aunque la producción y las exportaciones del sector han aumentado, la demanda interna continúa contrayéndose. Miguel Schiariti, presidente de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados (CICCRA), dialogó con Busca2 de Radio Seis y analizó los factores que explican este fenómeno.
El descenso en el consumo de carne vacuna no significa una caída en la ingesta total de proteínas animales. Según explicó Schiariti, muchas familias optaron por alternativas más accesibles, como pollo y cerdo, en respuesta al encarecimiento de la carne vacuna. Este cambio en las elecciones alimenticias refleja la presión económica que enfrentan los hogares.
Durante 2024, el consumo de carne vacuna disminuyó un 11 % en comparación con el año anterior. Este descenso, indicó Schiariti, está directamente relacionado con la caída en la faena, sumada a un contexto de sequías extremas que afectaron la producción. Entre 2021 y 2023, las condiciones climáticas adversas redujeron significativamente la cantidad de terneros disponibles. Para 2025, se espera que esta tendencia se profundice, con un millón de terneros menos en el mercado.
El presidente de CICCRA destacó que las crisis en el sector ganadero no tienen soluciones rápidas. Las etapas de recuperación, aseguró, suelen extenderse entre tres y cinco años, tal como ocurrió durante la crisis del año 2000. En aquel momento, muchos argentinos reemplazaron la carne por alimentos más económicos, como papa, fideos y legumbres, una situación que parece repetirse en el presente.
A pesar de este panorama, las recientes políticas gubernamentales trajeron cierto alivio al sector. La eliminación de restricciones para exportar ciertos cortes de carne permitió que la sobreoferta de carne en el mercado interno no fuera tan pronunciada. Aunque los precios no retrocedieron, lograron mantenerse estables, evitando una mayor presión sobre los consumidores.
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