Adiós a Zulma Serón, apasionada esquiadora, protagonista del viejo pueblo de Bariloche

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Vivió muy bien hasta el final y falleció a dos días de cumplir 104. Mamá de Gerardo y Viviana Blanco, ambos instructores de esquí por la vocación familiar que inspiró, Zulma era aventurera, amaba la montaña y el deporte.

Zulma, en su cumpleaños 103

Zulma Serón murió a los 103 años de edad, a dos días de cumplir 104, en la calle Frey entre la Costanera y Vice A. O’Connor, en el mismo lugar en el que nació. Un rancho a principios del siglo XIX en un lugar espectacular, en una pradera frente al lago, y una linda casita aunque entre edificios, desde donde ya no se ve el Nahuel Huapi.

Ahí fue feliz de punta a punta, hasta su último suspiro. Hija de la inmigrante chilena Asunción Serón, que le dio el apellido, y Justo Jones (no de los Jones de Estados Unidos sino que este venía de Inglaterra y estaba emparentado hasta con un virrey de la India), y se crió en ese paraíso cordillerano, un cuarto de manzana con gallinero y ganado menor. No había casi nada alrededor, luego llegó la iglesia Catedral y la Costanera, de la mano de Bustillo.

Creció en esa casita, fue a la Escuela 16 y repitió a propósito el sexto grado, de ganas de estudiar nomás, para profundizar conocimientos. Lo más cercano para seguir en las aulas estaba en Bahía Blanca y era imposible pensar en eso por cuestiones familiares.

Pero a su pasión autodidacta nada la iba a frenar. Empezó trabajando en comercios, entre ellos en la legendaria Casa Valle, y con una máquina de escribir de un hermano aprendió dactilografía, cuando poca gente en el pueblo tenía esa capacidad.

Se convirtió en experta dactilógrafa y comenzó a trabajar en oficinas. Se especializó en la tarea para abogados y escribanos, entre ellos el ex juez Nelson Pearson, que la llevó al Poder Judicial. Empezó como escribiente y se convirtió en Oficial de Justicia, un cargo muy alto para quien no era abogada.

“Era todo sacrificio y perseverancia, y siempre avanzando. Se jubiló con una gran valoración de jueces y fiscales”, recordó su hijo Gerardo.

Pasión por el esquí

“Los chicos tienen que estar en la montaña”, repetía. Zulma amaba los deportes y en especial los de montaña, y esquió hasta los 94 años. Era buena esquiadora y amante de la montaña, y así lo transmitió a su familia. Los chicos a los 3 años ya andaban sobre esquíes, al mismo tiempo que daban sus primeros pasos.

Sus dos hijos terminaron como instructores de esquí, aunque Gerardo tomó el camino de la comunicación. Una fiebre que les llegó a los nietos. Facundo alcanzó un nivel alto, y sus primos son destacados en la tarea.

Zulma también era apasionada ciclista ("era la única chica que andaba en bicicleta en el pueblo", dijo a "Bariloche en persona", de Canal Seis) y luego motoquera, cuando casi no había motos en Bariloche. Tuvo la primera Vespa del pueblo y luego fue pionera en viajes por la Línea Sur. De ahí Gerardo también recibió algunos genes y de joven fue corredor de motos también.

Zulma fue de la generación de Leopoldo Baratta y tantos vecinos del Bariloche viejo del que ya casi no queda nada y del que quedan pocos para recordarlo.

El velatorio será este jueves desde el mediodía hasta las 20, en Cochería Franzé, en 25 de mayo 1.040.

4 diciembre, 2024
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