El pediatra Eduardo Zori comentó que tiene casi 46 años de profesión pero "me retiré dos meses antes" y trabajé 40 años en salud pública, 15 años en Santa Fe y 25 en Bariloche. Comentó que siempre le gustó salir de la atención exclusiva por lo que organizó muchas campañas.
Al cumplir 65 años se fue del hospital y decidió comenzar en actividad privada hasta los 70. Trabajó hasta el 27 de diciembre, en que mucha gente se acercó a despediro al Centro Pediátrico Melipal. "Fue un mes de ojos húmedos y palabras entrecortadas y un alma llena de gozo", reconoció en diálogo con Radio Seis y comentó que hubo un reconocimiento en la Sociedad Argentina de Pediatría, entre tantas otras cosas.
Describió como hermoso el vínculo que se genera con la familia y remarcó que trataba de ayudar a la gente en algo que ellos no podían resolver y "ellos me confiaban los hijos, el pediatra es como el jarrón de la casa, está en el medio de la familia".
Junto a su compañera de ruta, Leonor Rottemberg, eligieron Bariloche porque "nos gustaba mucho andar, nací en un pueblo de la provincia de Córdoba, mi papá era panadero tenía tercer grado de primaria". Comentó que su papá lo veía de chico y decía "este va a ser doctor. Yo crecí con eso y cuando era más grande decía voy a estudiar medicina en Córdoba".
Recordó que vino a Bariloche un 3 de enero de 1995, con su esposa actual y sus dos hijos más chicos, y cuando le hacían comentarios aseguraba que "vamos a quedarnos". Cuenta que había venido antes y había conseguido trabajo en neonatología del hospital. "Vinimos por una decisión del lugar, había tres lugares que nos gustaban: Monte Hermoso, Puerto Madryn y Bariloche" y finalmente llegaron a la conclusión de que era acá.
Contó que trabajaba ocho horas y luego trabajaba haciendo cosas en la casa. "Eso de andar a toda la famila nos gusta, no hay cerro acá cerca que no hayamos ido, nos gustaba mucho y la infancia de nuestros hijos nos gustó, lo que extrañamos es lo social", comentó. Viven en el mismo lugar que llegaron, en el barrio Tres Lagos.
"No volvería para atrás, porque ya lo viví, hicimos lo que nos parecía que había que hacer", expresa. Tiene cuatro hijos, dos hijas que viven en Córdoba y siguieron su profesión y otros dos hijos que viven en Bariloche. "Cada uno tiene su vida", señaló. Enfatizó que ahora quiere que su vida sea de la contemplación, de caminar, no tener muchas obligaciones. Hace 5 años se jubiló en el hospital y si le preguntan si extraña afirma que no, aunque le gustaba lo que hacía. "Pero en la vida las cosas tienen un tiempo", dijo. Contó que siempre se puso fechas, tal como lo hizo con el viaje a Bariloche, dejar de fumar o su jubilación.
Ya jubilado no duda al afirmar que "la vida es distinta, no es mejor ni peor, es como que la vejez me gusta, me gusta caminarla tranquilo, tomar algún vinito tinto cada tanto, leer, mirar, contemplar, compartir con gente", reflexionó.
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